HACIA LA CIUDAD FICCION

Ángel Pérez Mora

Arquitecto y fundador de deciudad.es

No podemos discernir si Julio Verne fue realmente un visionario o más bien desvariaba. Viaje al centro de la tierra, veinte mil leguas de viaje submarinoDe la tierra a la luna,… son un auténtico derroche de imaginación y de algo más, pues presagiaron o adelantaron descubrimientos del XX, como por ejemplo el cohete atómico y el submarino.

La ficción en la novela nos abre abanicos de posibles y el relato los hace parecer casi reales: navegar bajo el agua, viajar al espacio… Es probable que la lectura de una buena novela decantase a algunas mentes inquietas hacia planteamientos inconcebibles antes de desembocar en un invento.

A la literatura le siguió el cine, en su naturaleza parece ir impreso lo inexplicable y lo mágico. Desde sus orígenes, surgen figuras como Georges Meliés que, casi con “trucos de salón”, consiguen que la cámara provoque en nosotros la visión de mundos imaginarios. Quizá por eso la novela de ciencia ficción parece sentirse cómoda interpretada por guionistas. Gracias a la fuerza de las imágenes El Cine, como ningún otro arte, es capaz de llevarnos de la mano por historias inverosímiles hasta hacernos sentir posible lo imposible.

Las buenas películas no solo nos acercan a obras maestras de la literatura ficción como Farenheit 451, Rebelión en la granja,… sino que nos hacen sentirnos dentro de esas sociedades futuribles que sus autores denuncian. Entonces… ¿Por qué no viajar a través del cine de ciencia ficción a las ciudades que nos presenta para meternos en ellas y desde dentro estudiar su futuro y el nuestro? Es muy posible que analizando “como imaginan los profesionales del cine” las ciudades futuras, identifiquemos problemas que son consecuencia del devenir de nuestra civilización, si es así estaremos dando un paso para dotarnos de herramientas si no para evitarlas, sí al menos para corregirlas.

Analizando el cine de ciencia ficción podemos revisar nuestra realidad urbana. Revisitando a los idealistas urbanistas y a sus propuestas de ciudades futuras tendremos una contraposición clara entre lo ideado por los teóricos en la materia y lo soñado por los hacedores de sueños.  Entre el análisis de imágenes del cine y el análisis de propuestas y planos de aquellos tratados cabe una reflexión más profunda sobre nuestro presente y el que la marcha de la historia reserva para nuestras ciudades.

Para Minority Report, Steven Spelberg reunió a un séquito de quince expertos de amplios ámbitos como la arquitectura, ciencia computacional y biomédica, para que imaginaran como sería el mundo en el futuro. La película nos sitúa en él, desde dentro de la ciudad de Washington D.C. El desarrollo de la tecnología y la manipulación genética permiten al departamento de justicia conocer el futuro de antemano, “saber lo que va a pasar”, gracias a la visión premonitoria en sueños de tres jóvenes que son mantenidos en trance mediante drogas. Una sociedad próspera, llena de paz y comodidad a primera vista, resulta estar dominada por el miedo. Los hombres se sienten amenazados no por los criminales, sino por la justicia cuyos ojos controlan la vida diaria de sus ciudadanos en todos los aspectos.

La tecnología está presente en todo momento. En las tiendas proyecciones holográficas reciben al cliente. Las fábricas funcionan de manera autónoma. Los automóviles circulan sin conductor por las carreteras y los hombres siempre son pasajeros. La ciudad de Minority Report se muestra deshumanizada, mecanizada. Es un gran sistema inteligente que casi toma decisiones propias y que relega al hombre de muchas de sus actividades diarias, aumentando así productividad y fluidez. La tecnología reconfigura la imagen de la ciudad. Esto podemos verlo en las nuevas autopistas, cuyo desarrollo es tanto vertical como horizontal (fig. 01), su extensión resulta una prolongación de la arquitectura de los grandes rascacielos departamentales. Nos hallamos entonces frente a un determinismo tecnológico. ¿Es el urbanismo y la arquitectura un simple resultado de la tecnología?

Al contrastar Minority report con otros títulos como el Quinto Elemento o Blade Runner observamos que las ciudades que nos presentan literatos y guionistas, cada una a su manera, mantienen su naturaleza clásica de “Calles entre edificios” En sus imágenes urbanas se juega con la mezcla y superposición entre megaedificios y superestructuras. Las infraestructuras cada vez se independizan más del suelo, mientras la tecnología ayuda a vencer la gravedad. En las películas contrastadas las ciudades tienen muy diversas características pero también rasgos coincidentes que subyacen en todas ellas: la tecnología tiene continua presencia y preside todas las actividades, la ciudad está hecha de megaedificios desafiantes y existe movilidad absoluta entre ello. (fig.02). Entendemos que estos elementos coincidentes son los invariantes de la ciudad futura.

En Gottam, Blade Runner, Quinto elemento, Minority Report,  la ciudad del futuro se nos presenta como conjunto de megaedificios.  En unas de ellas, Metrópolis, sobre ellos se superponen infraestructuras desarrolladas en altura (fig. 03), mientras en otra, Blade Runner, los vehículos se mueven libres entre ellos (fig.04). Ambos hechos implican la desaparición absoluta de los caminos y que el suelo pierde su papel de marco tradicional sobre el que la ciudad desarrolla su actividad; el espacio urbano tradicional pasa a verse relegado a espacio residual y la calle entra en vías de desaparición.

Si nos asomamos al puente de los tratadistas, es indispensable citar La ciudad industrial de Tony Garnier quien, sobre una trama urbana de calles ordenadas y parcelas ajardinadas (principios higienistas), a finales del siglo XIX ya imaginaba una ciudad futura en la que se incorpora la máquina con absoluta naturalidad (fig.05). También es destacable como posible antecedente de las ciudades-ficción, la ciudad autopista para Argel (fig.06), de Le CorbusierEn ella, la vivienda y la comunicación son una misma cosa, una línea sinuosa que se extiende a lo largo de la costa de Argelia; un artefacto que es a la vez un edificio residencial y autopista en su cubierta: una infraestructura-vivienda. Esta propuesta fue formulada al comienzo de los años 30. Más adelante en el Siglo XX tenemos una propuesta futurible para una realidad urbana con problemas: el modelo de Louis Kahn para FiladelfiaLouis Kahn propone la transformación de la ciudad mediante la implantación de un modelo mix mega-edificios/infraestructura que conjuga grandes edificios (centros recreativos y comerciales) ubicados sin respetar las construcciones existentes, pero conectados con potentes infraestructuras que los vinculan con el resto de la ciudad.

En el modelo para Filadelfia es impactante la Idea de infraestructura-edificio de la Torre de Estacionamiento y comercios (fig.07) En el desarrollo del proyecto para Filadelfia se tiene en cuenta el ferrocarril, el automóvil y la transformación que estos producen en la ciudad… pero ocurre que por lo general las ciudades soñadas no llegan y son otras las realidades devenidas Fig. 28, por eso debemos hablar de los modelos soñados y sus otras caras. en lugar de la idealizada imagen de la ciudad industrial se pueden ver estructuras sin alma y la ciudad como vértigo provocado por el espacio vacío entre edificios.

El plano horizontal e infinito de la ville radieuse, libre sin barreras concebido para el disfrute de los ciudadanos. El mito de la ciudad del Siglo XX, En nuestra realidad cotidiana retrocede frente a la expansión de las superficies de aparcamientos a medida que aumentan los tamaños de las ciudades. la matriz de Kahn para Filadelphia que se expresaba como una red de comunicaciones fijada y reforzada por una red de macro edificios no ha devenido necesariamente que los vacíos urbanos se produzcan siempre en los lugares previstos. Por ultimo podemos ver en que habría devenido en que habría devenido la ciudad entre el mar y la montaña de Argel basada en una autopista que camina sobre la estructura de un edificio de viviendas, si nos asomamos a África y vemos lo que sucede junto a mega-estructuras de autopistas en Lagos como en el Mercado de Oshodi (fig.08).

3.- De la ficción a una realidad futura, desde nuestras escuelas de Arquitectura

En el libro mutacionesRem Koolhas y otros recogen las distintas formas de vida propia que en los últimos años vienen a tomar las megaciudades. Las denominan realidades mutantes y etiquetan de la manera: Inundaciones, Trasplantes, Densificaciones, Exfoliaciones… Entre las iniciativas denominadas por teóricos como las de Edificios Mutantes están, entre otros, el edificio manzana, casi una ciudad, de Rem Koolhas… los edificios alfombra de Stan Allen…

Mientras algunos siguen debatiendo sus ideas a gran escala se da el caso de modestos investigadores que persisten en el intento de diseñar una arquitectura capaz de hacer frente a los retos futuros de la tecnología y la hipermovilidad… ¿Cómo? Con iniciativas proyectuales de las cuales recogemos ahora una pequeña muestra:

De un lado proyectos de edificios diluidos, escondidos, o edificios plegados en el suelo que innovan tratando el suelo como un elemento más de la arquitectura: Un terreno en escalera que se hace edificio y hotel. Un aparcamiento de bicicletas que al constituirse en rampa y volver sobre sí mismo general espacio y se hace edificio Un edificio de oficinas generado a partir de elevar en el aire el trazado de aparcamiento en desarrollo lineal de entrada a salida (fig.09). Añadimos a estas ideas que incorporan el movimiento a la arquitectura, una más, propuesta en el concurso del auditorio de Logroño, con la originalidad de esconder el edificio bajo un pliegue del terreno para que un parque “le pase por encima” generando singularidad y continuidades para el dominio del espacio urbano abierto (fig. 10).

De otra parte tenemos modestas construcciones de arquitectos audaces que incorporan el movimiento como herramienta de diseño, resultando espacios urbanos novedosos que, en su resultado, demuestran que la movilidad puede construir arquitectura. En Toledo, ante una necesidad de salvar un escalón considerable que separa la ciudad con su centro histórico la movilidad genera un movimiento inclinado y con él se crea un espacio oblicuo novedoso que perfora la ladera de un cerro y despierta el paisaje de los alrededores. No muy lejos de allí la movilidad construye un paseo marítimo en Benidorm que invita al continuo paseo  (fig.11).

Los megaedificios que hoy se nos presentan por algunos teóricos como panacea  son resultado de un sistema ya anquilosado de horizontal y verticalidad contrapuestas que no interactúan. La vertical “híper”desarrollada del rascacielos, condena a la nada al plano horizontal de toda ciudad. El desarrollo vertical de los edificios y la movilidad área individual, en un futuro no muy lejano vaciarán las calles, primero de contenido, después de sentido. Sin contenido nuestras calles se parecerán mucho a las visionadas en 1984 en Blade runner, en ellas sobre el suelo solo tiene lugar basura, vida de delincuentes y excluidos sociales. Sin las calles como espacio de todos y de nadie, siempre libre y accesible, es muy probable que nuestra imperfecta sociedad mute en otra menos liberal. Urgen nuevos planteamientos pues los diseños urbanos perfectos esconden por lo general el gen de una sociedad totalitaria.

Si existe manera novedosa de afrontar los problemas de la disociada ciudad del “vacío entre verticales” pasa por reflexionar sobre algunas pequeñas ideas como las teóricamente planteadas en “Vivir en lo oblicuo” de Paul Virilio y  Clement, y la del diseño de una arquitectura que incorpora el movimiento, recogidas a través de ejemplos en el libro Groundscapes  por los arquitectos  lka y Andreas Ruby (fig.12). Para los primeros “….es preciso proyectar la ocupación oblicua de edificios, hecho que permitirá que siempre se acompañen suelo y edificio, espacio público y privado sin invasiones y en perfecta convivencia, de tal manera que el vivir en lo oblicuo construya una nueva ciudad”. Los segundos presentan el concepto de Suelo Vectorial, como diseño novedoso que “incorporando el movimiento a la forma, permita una transfiguración del suelo en arquitectura”

Al mítico modelo de ciudad del plano horizontal libre e infinito le ha sobrevenido la ciudad del vacío entre verticales. Son necesarios algo más que las ensoñaciones de Julio Verne para poner orden en nuestras aglomeraciones. Urgen soluciones que ya están ahí, en nuestras escuelas de arquitectura, que para devolver pulso y vitalidad a nuestras ciudades pasan sin duda por acompasar tierra y acción, llevando el suelo a nuestro movimiento.

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